"El buga del señor alcalde"



por Ángel del Río
Periodista

No siempre la austeridad empieza por uno mismo. No siempre la mejor forma de predicar es hacerlo con el ejemplo. Estamos en pleno ejercicio de apretarse el cinturón hasta casi cortarse la respiración, aunque hay quien tiene el cinturón tan largo que por mucho que se lo apriete, se le acaban los agujeros y le sigue quedando ancho, desahogado, vamos que no le corta la respiración.

En esta situación de crisis, las instituciones públicas tienen que empezar por aplicarse el cuento del ahorro por dos razones: una, para dar ejemplo; dos, para no ir a la quiebra técnica y poder garantizar los gastos corrientes, que es la prestación de los servicios públicos esenciales.

Pues miren por donde, hay alcaldes que no sólo no predican con el ejemplo, sino que hacen todo lo contrario: predican con malos ejemplos o ejemplos perniciosos para la buena salud de las sanas intenciones de austeridad. Me estoy refiriendo al alcalde socialista de Leganés, Rafael Gómez Montoya, que en plena situación de ajuste, de apreturas económicas, tira la casa municipal por la ventana del Consistorio y hace que le compren un coche de 81.000 euros, dicen que igual que el que tiene el presidente de la república francesa, Sarkozy.

Con muchos alcaldes como este, el sector del automóvil no estaría como está, sumido en una crisis profunda. El señor regidor del Ayuntamiento de Leganés, cree que en tiempos de cambio es bueno hacer mudanza o invertir en un coche seguro para su excelencia, que sin ser blindado, cuesta 81.000 euros, cuando en el mercado hay coches más modestos y económicos que de igual manera servirían las necesidades de la primera autoridad local. Eso sí, el nuevo buga del alcalde tiene asientos de cuero y hasta botiquín, aunque demostrado queda que este personaje no se corta ni un pelo a la hora de gastar del fondo comunitario de todos los leganienses. Asientos de cuero para que el señor regidor de la villa lleve sus posaderas sobre material noble y confortable.

Cuando los periodistas le abordan en la calle, instantes antes de subirse a su flamante buga, para preguntarle por el coche nuevo, éste, con gesto nada amigable, les dice que la polémica la han creado ellos. ¡Toma ya! En cuanto se cuentan las cosas y lo que cuestan, la polémica es artificial según el señor del bastón de mando. Quizá hubiera querido pasar desapercibido, pero es difícil cuando se pasea en un coche de este calibre. Y muchos vecinos de Leganés se preguntarán ahora si mereció la pena la moción de censura contra la alcaldesa legítima, Guadalupe Bragado, que ganó las elecciones, y a la que no dejaron gobernar más de quince días; la quitaron del medio para que este señor ocupara el sillón de la alcaldía, desde el que se ha proyectado a otros asientos de cuero en vehículo de lujo, haciendo ostentación en plena crisis.

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